Han pasado 365 días desde el inicio del viaje en este tren en vano y, luego de un breve repaso de lo escrito y lo que quedó entre líneas, lo que más gracia me causa es que estoy en exactamente la misma parada (para continuar con la analogía del tren).
Sigo siendo la misma Srta. Sinsentido que tiene conversaciones ficticias increíbles, en las que dice todo lo que se tiene que decir de la manera en la que se tiene que decir. Sigo guardando las frases importantes solo para mí y para la persona imaginada de turno.
Sigue pasándome también que cuando tengo la oportunidad de hacer realidad alguno de esos diálogos imaginados me da la impresión de que ya dije lo que necesitaba decir, que con decirlo fue suficiente, no importa si solo yo me escuchaba.
Y como para terminar el círculo, esa conversación que guardé para cuando esté lista para decir lo adecuado, nunca la tuve. Digamos que esa batalla que me esperaba, y que me llevó a crear este blog, termino con una especie de pausa inesperada.
Pero aunque no parezca, un año después varias cosas son diferentes. Lo raro es que a pesar de todo lo diferente, esa situación que me hizo subir a este tren es casi la misma.
La pequeña diferencia: Ese “receptor ficticio” de hace un año ahora dice todo lo que quería escuchar… solo que un año muy tarde.
Ironías del 2010… habrá que tomarlas con humor…