Y seguía yo en mi vacía estación. Escuchando sonidos lejanos y ecos de conversaciones ajenas. Saboreando la calma que trae la costumbre y mi bien ganado anonimato. Disfrutando mi transparencia.
Y luego viene él. Rompe la calma, llena los silencios y mientras yo me voy acostumbrando veo como toda va cambiando. Empiezo a pensar que el tren no estaba tan vacío como a ratos parecía.
Mientras tanto la niña fantasma se esconde tras alguna sombra y me recuerda que no debo ponerme cómoda.
Le hago caso.
Veo el reloj que avanza y siento la cuenta regresiva.
Tic tac…
No, no me pondré cómoda porque luego pierdo la parada y el camino de regreso se hace más largo.
Tic tac…
Y sé que regresaré sola.
Tic tac…
ufff... siempre algo de lo que decís me identifica. suena super banal eso, pero es así. me encantó eso de no ponerse cómoda, de no acostumbrarse a ciertas cosas porque al final no son lo que parecen. porque cuando parece que la soledad toma sus valijas, siempre hay alguien que la detiene por pasaporte vencido y vuelve a restregarnos su frustración en la cara, se instala y el tren ya es en vano nuevamente.
hermoso el video... vos siempre con el stop motion. me encanta!
Eclipse
17 de junio de 2009, 0:04Es tan angustiante volver sola.
Besito
Flori
18 de junio de 2009, 19:58Como siempre, los videítos que colgás son exquisitos.
Beso
Leo
21 de junio de 2009, 5:38El ''tic tac'' del reloj es algo que me identifica demasiado... y no me gusta dejarlo pasar. saluditos!
pájaro pequeño
14 de julio de 2009, 7:33¿En qué andás, Lala, que hace tanto que no posteás nada? Se te extraña.
Beso
Leo
9 de agosto de 2009, 6:14